Primeros pasos

La senda del traductor novel (2): pros y contras de ser autónomo

(Actualización 3/12/2021)

En mi anterior entrada reflexioné sobre las dos preguntas que cualquiera que quiera dedicarse a la traducción debería plantearse antes de dar ese gran paso: por un lado, meditar si realmente quiere ser traductor y lidiar con todo lo que ello conlleva y, por otro, una vez aclarada la cuestión anterior, decidir si prefiere buscar un trabajo en plantilla o lanzarse directamente a la aventura de ser autónomo. Hoy os traigo la segunda parte de esa reflexión: ¿qué ventajas e inconvenientes tiene trabajar como traductor autónomo?

Las ventajas seguramente las tenemos claras desde el principio: no tener jefe, no tener un horario fijo, no tener que aguantar a compañeros insoportables, no tener que salir de casa para trabajar, poder hacer lo que nos dé la gana cuando nos dé la gana… Sin embargo, aunque pueda parecerlo, esto no es jauja, y cada una de esas ventajas tiene un pero que, a priori, puede no estar tan claro como el pro. Veámoslos.

  • No tener jefe: Efectivamente, no tenemos a nadie que nos diga lo que debemos hacer o a quien le tengamos que rendir cuentas. Nosotros somos nuestros propios jefes, y eso parece —y es— un alivio. Sin embargo, hay que tener clara una cosa: si no tenemos a nadie que nos diga qué hacer, somos nosotros mismos quienes tenemos que obligarnos a hacer las cosas, lo cual exige una tremenda disciplina. Debemos imponernos un horario de trabajo, planificar bien las tareas, gestionar bien el tiempo. Si caemos fácilmente en la tentación de quedar con los amigos, echarnos una partidita a la PlayStation o engancharnos a la última serie de Netflix, vamos por el mal camino. Además, aunque no tengamos que rendirle cuentas a un jefe, sí tendremos que rendirles cuentas a nuestros clientes si metemos la pata en un trabajo o lo entregamos con retraso.
  • No tener horarios: Cierto es que cada uno puede establecer su horario de trabajo conforme a sus preferencias, sus circunstancias personales y su rendimiento (hay personas que trabajan mejor de noche que de día, por ejemplo). Pero no es menos cierto que, cuando tienes un plazo de entrega que cumplir, hay poco margen para ajustar el horario de trabajo según nuestros deseos. Además, conviene que nuestra jornada laboral coincida con la de nuestros clientes (obviamente, los que se encuentran en nuestra misma zona horaria) por si tenemos que comunicarnos con ellos o ellos quieren ponerse en contacto con nosotros, lo cual nos obliga por lo general a establecer un horario de oficina. En cualquier caso, por motivos prácticos y para preservar nuestra salud física y mental, es recomendable imponerse un horario de trabajo más o menos fijo y regular y respetarlo siempre que se pueda, con el fin de evitar las jornadas laborales interminables, el trabajo en fin de semana y todas esas trampas en las que nadie quiere caer.
  • No tener compañeros de trabajo: Esta es un arma de doble filo, pues no tenemos que aguantar a compañeros insoportables, pero tampoco tenemos a nadie con quien hablar y relacionarnos directamente, cara a cara. A quien le guste la soledad no le importará, pero puede hacerse muy cuesta arriba para los traductores más sociables. Además, que no tengamos que lidiar con compañeros pesados no significa que no tengamos que lidiar con clientes pesados, que los hay.
  • No tener que salir de casa para trabajar: La mayoría de los traductores autónomos trabajamos en casa, lo cual es muy cómodo porque tu puesto de trabajo está a solo unos pasos de la cama y, por lo tanto, no hace falta levantarse dos horas antes de empezar a trabajar ni chuparse una hora de atasco todos los días para ir y volver del trabajo. Tampoco  es estrictamente necesario quitarse el pijama, afeitarse, peinarse y esas cosas que conviene hacer antes de salir al mundo exterior, aunque por higiene tanto física como psicológica es mejor reservar el pijama para lo que fue concebido y vestirse con ropa cómoda y presentable con la que podamos trabajar en casa y, al mismo tiempo, abrirle la puerta al mensajero de turno sin que nuestras pintas den vergüenza ajena. Además, si estamos correctamente vestidos y acicalados, nos sentiremos más activos, animados y productivos. Asimismo, el hecho de que nuestra oficina esté dentro de casa (a veces ni siquiera tenemos un espacio de trabajo claramente diferenciado del resto de nuestro hogar) también hace difícil separar la vida laboral de la personal y es muy fácil caer en la tentación de estar las veinticuatro horas del día pendiente del trabajo, del ordenador, del correo electrónico, de las tareas profesionales pendientes, etc.
  • Poder trabajar desde cualquier parte: Para desempeñar nuestro trabajo tan solo necesitamos un ordenador y una buena conexión a internet, con lo cual, técnicamente, podemos trabajar desde cualquier lugar del mundo, lo que nos otorga una extraordinaria movilidad. Sin embargo, esto también puede dificultar la tarea de poner límites a nuestra jornada laboral (no son pocos los que se llevan el ordenador de vacaciones para terminar alguna tarea pendiente). Además, en la práctica, estar en un huso horario distinto al de nuestros clientes habituales puede ser un obstáculo.
  • Inseguridad/incertidumbre: Este punto es fundamental, pues si no eres capaz de soportar la idea de no saber cuándo te saldrá trabajo ni la inseguridad de no tener un salario fijo a fin de mes, estás perdido. Si no sabes convivir con esa incertidumbre, estás condenado a vivir angustiado mientras seas freelance (puede sonar duro, pero es así). No obstante, esto tiene su parte positiva: un trabajador asalariado no cobra más aunque se deslome, pero un autónomo siempre puede facturar más que el mes anterior si trabaja más o mejor. Si las cosas van bien, un traductor freelance suele ganar bastante más dinero que un traductor en plantilla.
  • Variabilidad/irregularidad del trabajo («feast or famine»): Hay épocas en las que nos sobra el trabajo y apenas damos abasto para atender las demandas de todos los clientes y otras en las que parece que nadie se acuerda de nosotros. Hay que saber convivir con esa irregularidad del flujo de trabajo y aprender a compensar las etapas de sequía con las etapas de bonanza (y esto incluye ahorrar y crear un fondo de reserva que nos permita afrontar nuestros gastos cuando el trabajo escasea). Además, las rachas de poco trabajo pueden aprovecharse para hacer todo aquello que no podemos hacer cuando estamos hasta arriba de encargos: buscar nuevos clientes, mejorar nuestra formación, relajarse, etc.
  • El autónomo corre con todos los gastos de su actividad profesional, incluida la cotización a la Seguridad Social. A cambio, puede desgravarse los gastos profesionales.
  • Las vacaciones y los días libres no están remunerados: un día sin trabajar supone un día sin cobrar y el riesgo de perder encargos o incluso clientes, pero a cambio tenemos total flexibilidad para irnos de vacaciones cuando y cuanto queramos (en cuyo caso es conveniente informar con tiempo a nuestros clientes habituales).

Así es la vida del traductor autónomo. Como cualquier otro trabajo, tiene sus ventajas e inconvenientes, pero os aseguro que si sabéis afrontar y capear los contras, la libertad que se obtiene es muy gratificante y adictiva. Yo creo que una vez que has probado las mieles —y las hieles— de ser autónomo, es muy difícil desengancharse.

16 comentarios en “La senda del traductor novel (2): pros y contras de ser autónomo”

  1. No sé si sigas tu blog pero nada pierdo con intentar dejarte un mensaje. 🙂 Tengo 16 años y pretendo ser Traductora e interprete por que me encanta y me atrae. Pese a que todo el mundo me dice que no debería porque no es muy bien pagado te aseguro que soy capaz d e estudiarme dos carreras para que me dejen de joder y así poder dedicarme a ésto y por que no, como respaldo »por si las moscas». Pero me encanta tu blog y al leerlo me animo cada vez más a ésta bella profesión, ya hasta lo he marcado en favoritos. 🙂 ¡Gracias por subir información que te animan! 😉

    Me gusta

  2. Hola Isabel, dices, que ser traductor no es un pasatiempo, – toda razon tienes. Estoy por primera vez en tu blog, leyendo a ver si encuentro respuesta a mi pregunta. Creo que va ser un poquito complicado, ya que mi caso es un poco diferente. Resulta, que soy extranjera viviendo ya muchos años aqui en españa a si que domino bastante bien castellano. Tengo mi trabajo, pero dedico muchisimo de mi tiempo libre a traducir a otra gente de mi tierra en las instituciones, pedir permisos, traducir a los arquitectos que hacen trabajo para los clientes mios, – permisos de obra, gestiones en los ayuntamientos etc.etc. …….No se cuanto deberia cobrar por eso. Me paso toda mañana de un sitio a otro, a veces con el cliente, otras veces voy sola porque se, de que va el tema. Si me podeis ayudar – os lo agradeceria.
    saludos miro
    sa

    Me gusta

    1. Hola, Miro:

      Gracias por pasarte por aquí. En mi opinión, el trabajo extra que comentas deberías cobrarlo por horas, aunque no hago interpretación y no puedo decirte a ciencia cierta cuánto se suele cobrar. Eso sí, ten en cuenta que para ejercer esa actividad de forma legal y poder hacer facturas, deberías darte de alta como autónoma tanto en Hacienda como en la Seguridad Social (si no eres ya autónoma). Espero haberte orientado un poco.

      Un saludo,
      Isabel

      Me gusta

  3. Totalmente de acuerdo con todo lo que dices, hay que valorar todos los puntos antes de embarcarse en cualquier cosa y ser autónomo requiere muchas consideraciones. ¡Gracias por la mención!

    Me gusta

  4. Me ha gustado mucho la entrada y me he sentido identificada con muchas cosas 😀

    En mi época como freelance a tiempo completo, lo que peor llevé, sin duda, fueron las rachas de poco trabajo. Ya no por la falta de ingresos, porque había ahorrado lo suficiente, pero me agobiaba mucho cuando pasaban las semanas y no me llegaba nada. A eso hay que sumarle que tampoco me atrevía a mejorar mi formación con cursos muy largos, por miedo a tener que dejarlo si me llegaba algo. Lo pienso ahora y es que me parece mentira lo boba que era :(.

    Tampoco llevaba nada bien el tema de trabajar desde casa, por «diferencias» con la gente con la que vivía (primero con mis padres, y luego con amigos). Creo que Verónica ya lo comentaba en su blog, que hay gente a la que es muy difícil hacerle entender que tiene que respetar tu espacio y tus horas de trabajo.

    Saludillos 🙂

    Anna

    Me gusta

    1. Hola, Anna:

      Me alegro de que te haya gustado la entrada. Conozco a gente que también lleva muy mal lo de no tener trabajo, así que no te preocupes, no eres la única. Yo no lo llevo nada mal; es más, incluso agradezco tener de vez en cuando la agenda despejada para poder dedicarme a otras tareas que descuido más cuando estoy ocupada (actualización de currículum y página web, formación continua, búsqueda de nuevos clientes, etc.).

      En cuanto a trabajar desde casa, simplemente me encanta. Tengo la suerte de no tener problemas de convivencia con nadie, lo cual me facilita un montón el trabajo.

      Un saludo,
      Isabel

      Me gusta

  5. Una explicación detalladísima de los pros y los contras de esta actividad profesional si decides ser autónomo, me ha encantado el post. Lo que dices es muy cierto: por un lado tienes cierta libertad para poder estructurarte, pero por otra necesitas una disciplina tremenda tanto para empezar a trabajar como para dejar de trabajar y no estar todo el día pendiente del trabajo, lo cual también puede ser bastante complicado. Y muy buena la puntualización sobre el ahorro para las vacas flacas; por suerte, ese tema nos lo han machacado bastante en la universidad cuando hablábamos sobre el tema de ser autónomo y además mi novio ha llevado una S.L.U. durante 7 años, así que conozco bastante bien cómo funciona la cosa…
    ¡Felicidades por la entrada y sigue así! 😉

    Me gusta

    1. Hola, Eva:

      Muchas gracias por la enhorabuena. Me alegro de que te haya gustado el post. Tienes suerte de que en la universidad os hablaran, aunque fuera un poco, de los entresijos del trabajo como autónomo, incluida la recomendación/necesidad de crear un fondo de ahorro por si las moscas. Creo que es imprescindible incluir en los estudios de TeI alguna asignatura, coloquio o charla dedicados a tratar los aspectos más prácticos y mundanos de la profesión: cómo hacer una factura, obligaciones fiscales, cómo es la vida del traductor (autónomo)… Al fin y al cabo, saber traducir es importante, pero un buen profesional debe reunir también otras competencias: saber cómo tratar a los clientes, cómo fijar tarifas y qué tarifas cobrar, cómo organizar el trabajo… Y eso es lo que intento yo con este blog.

      Un saludo,
      Isabel

      Me gusta

  6. Sí, sobre todo hay que tener mucha disciplina para no hacer más horas que un despertador al vivir en la oficina y para llevar un horario más o menos lógico. También creo que tener un espacio en casa para el trabajo es bastante positivo. Comer, trabajar y descansar en la misma silla a veces es ciertamente desesperante.
    Si tienes un horario también te evitas muchas veces ciertos compromisos que, por parecer que no haces nada -esto en mi caso 😦 , acaban encargándote de todo.
    Y una gran ventaja que no has comentado es la libertad de movimiento. Te puedes trasladar sin perder el trabajo.

    Y muchas gracias por vuestras aportaciones, que los que llevamos poco aprendemos un montón y nos animáis mucho (por lo menos a mí).

    ¡Saludos!

    Me gusta

    1. Hola, Carolina:

      Cierto, gracias por comentarlo: otra de las grandes ventajas de nuestro trabajo es poder llevárnoslo allá donde vayamos, aunque a veces eso también hace difícil desconectar (no son pocos los que, por ejemplo, se van de vacaciones y se llevan el portátil para terminar alguna cosilla pendiente).

      Gracias por leerme. ¡Me alegro de que te anime!

      Un saludo,
      Isabel

      Me gusta

  7. ¡Hola Isabel!

    Leí ayer la entrada, pero no he podido contestar hasta hoy 😛

    No tengo mucho que aportar, pues has dado en el clavo en todo lo que has dicho 😉 Qué gran verdad eso de que en cada ventaja también hay un «pero». Por suerte, detrás de cada «pero» hay también un posible remedio.

    Como bien dices, lo más importante es ser muy disciplinado con todo y saber que no todo va a salir siempre bien y que tendrás que mirar hacia adelante cuando venga una época de vacas flojas. Al fin y al cabo, es lo que pasa en una empresa; de algún modo, somos empresarios.

    ¡Ánimo para la siguiente entrada, sigue así! 🙂

    Me gusta

    1. Hola, Pablo:

      Lo que tú dices también es muy importante: saber seguir adelante y no hundirse cuando atravesamos malas rachas. También en este aspecto hay que tener disciplina, valentía y cabezonería para seguir esforzándose y no tirar la toalla.

      Gracias por los ánimos y por el enlace en Facebook.

      Saludos,
      Isabel

      Me gusta

  8. Otra entrada estupenda, Isabel. Me estoy enganchando a tu blog 😉

    Importantísimo el fondo de reserva que mencionas, no sólo porque nos permite pagar gastos cuando escasea el trabajo, sino también porque nos permite no caer en la tentación de aceptar tarifas y condiciones inadmisibles.

    Un saludo,
    Ángela

    Me gusta

    1. Hola, Ángela:

      Es un honor y un halago que alguien esté enganchado a mi blog, en serio. 🙂

      Respecto al fondo de reserva, tienes toda la razón: nos permite trabajar más relajados, seleccionar mejor los proyectos y ser más exigentes con las tarifas y las condiciones porque no tenemos la necesidad de ganar dinero desesperadamente para llegar a fin de mes. Lógicamente, la dificultad estriba en ahorrar lo suficiente para crear ese fondo de reserva, cosa que al principio no es nada fácil porque nuestros ingresos son exiguos, pero cualquier aportación, por pequeña que sea, cuenta. Lo importante es no gastarse todo lo que ganamos y reservar una parte para las vacas flacas.

      Saludos,
      Isabel

      Me gusta

Los comentarios están cerrados.