Lengua

De ceses y destituciones

Los medios de comunicación son una fuente inagotable de patadas al diccionario y a la gramática de nuestra maltrecha lengua. Es paradójico que precisamente los profesionales que deberían ser un modelo de corrección lingüística utilicen el idioma de forma manifiestamente incorrecta e imprecisa en más de una ocasión. Y es que las erratas y las meteduras de pata colosales en periódicos, televisiones y radios se están convirtiendo en la norma más que en la excepción.

Hoy os traigo una de esas perlas que me sacan de quicio cada vez que las oigo o las leo. Veamos algunos ejemplos:

«El arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, ha cesado al cura párroco de las localidades de Noez y Totanés […]». (El País)

«El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, cesó a su jefe de gabinete, Esfandiar Rahim Mashai […]». (El Mundo)

«Rubalcaba no cesará al comisario de Policía Judicial que fue a la cacería». (ABC)

He aquí la revelación de hoy: cesar es un verbo intransitivo y, por tanto, no puede llevar un complemento directo. Es decir, no se puede cesar a nadie, sino que se le destituye. Fulanito Pérez puede cesar en su cargo de ministro o como ministro (o sea, puede abandonar o dejar de desempeñar ese cargo), pero Menganito Martínez no puede cesar a Fulanito Pérez como ministro. En resumen: cesar significa ‘terminar, acabar o dejar de hacer algo’, pero no ‘separar a alguien del cargo que ejerce’; el verbo preciso para esa acción es destituir. Así que, por favor, queridos hermanos periodistas y traductores, menos ceses y más destituciones.

Fuente: Diccionario de la lengua española y Diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia Española; Fundación del Español Urgente.

12 comentarios en “De ceses y destituciones”

  1. Lo siento, pero por mucho interés que tengamos por los diccionarios de uso, el DRAE define el verbo cesar como intransitivo en todas sus acepciones y define, asimismo, el verbo destituir como transitivo en todas sus acepciones.

    Por algo será que Don Fernando titulase su diccionario como «Diccionario de ideas afines» y no como «Diccionario de sinónimos»…

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    1. La duda de siempre: en caso de conflicto, ¿nos regimos por el uso o por la norma? Tenemos que reconocer que a veces la norma se pasa de estricta y purista (es entonces cuando los diccionarios de uso resultan más útiles y cercanos a la realidad lingüística), pero otras veces el uso impone aberraciones lingüísticas o, simplemente, novedades o modas innecesarias, como en el caso que nos ocupa. Yo creo que, existiendo el verbo destituir o deponer, no hay ningún motivo para utilizar cesar con ese significado.

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      1. Hola Isabel y Joan: Dado que el lenguaje es una entidad viva, que varía a lo largo de los siglos, prefiero regirme por los usos y costumbres, ya que, de no hacerlo así, seguiríamos hablando con el mismo estilo que Góngora en sus Soledades.

        Pero, coincido con Isabel en que eso no justifica el uso incorrecto del lenguaje y menos cuando los profesionales de la información debieran ser también portadores de la cultura a personas que no han tenido el privilegio o la posibilidad de acceder a la misma.

        En cuanto lo que dices, Joan, no te falta razón. Tanto el DEA como el DRAE, así como otras obras que se pretenden diccionarios, contienen a veces conceptos que a casi ninguna persona se le ocurriría utilizar normalmente.

        Por ejemplo, ver escrito «güisqui» en lugar de «whisky» o hacer uso de la forma transitiva del verbo «entrar», cuando se dispone del verbo «introducir», a un servidor le produce algún que otro brote de «ataxia aurículo-ocular », por muy correctas que sean ambas cosas… 😉

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    2. Sí, Pablo, es algo que está fuera de toda duda. Solo quería avisar a Isabel de lo que decía el DEA. Me apasionan los diccionarios heterodoxos como este, el Moliner, el Corripio que mencionas y otros, pero no hay que confundirse. El propio DEA está repleto de palabras y usos que yo jamás me haría propios. Por ejemplo, jamás se me ocurriría escribir ‘cocleta’ 😀

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  2. Hola Isabel. Perdona, no me refería al Dudas, sino al Diccionario del Español Actual de Seco, Andrés y Ramos (1999, 1ª edición). No niego que tengas razón, solo pretendía puntualizar. Siempre me han interesado más los diccionarios de uso que los normativos, manías de uno.

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    1. Gracias, Joan. Siempre es bueno saber lo que dicen otros diccionarios. Y coincido contigo en que muchas veces los diccionarios de uso son más interesantes y útiles que los normativos.

      Un saludo,
      Isabel

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  3. Hola, Isabel:

    Excelente entrada. Aprovecho para puntualizar que el DPD también desaconseja el uso de cesar como verbo transitivo:
    c) «[…] Aunque es uso frecuente en el lenguaje periodístico, debe evitarse en el habla esmerada el empleo de este verbo como transitivo (‘expulsar [a alguien] del cargo o empleo que ocupa’).»

    Saludos,

    Patricia

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  4. Una entrada muy oportuna, Isabel. Yo, que dedico buena parte de mi trabajo a la traducción periodística, me quedo a menudo perpleja al ver cómo se maltrata nuestro idioma en los medios de comunicación. Los profesionales de la información no deberían olvidar nunca que la lengua es su herramienta de trabajo y, como tal, tienen que cuidarla al máximo.

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  5. El Seco admite ‘cesar’ como sinónimo de ‘destituir’ y por lo tanto como verbo transitivo.

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    1. Hola, Joan:

      Gracias por la puntualización. El Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española de Manuel Seco que yo tengo (10.ª edición) dice lo siguiente:

      cesar. 1. Construcción: cesar DE correr;
      cesar EN el cargo.
      2. Debe evitarse el uso, hoy bastante fre-
      cuente entre políticos y periodistas, de cesar
      como transitivo: «Que se hablase de la nece-
      sidad de cesarlo de la Secretaría particular»
      (Calvo, Franco, 24). En América ya existe
      desde hace mucho: en 1942 escribía Santa-
      maría (Americanismos, s.v. albazo): «A Pe-
      dro le dieron un albazo, cesándolo en su em-
      pleo». En estos casos ha de emplearse
      destituir, deponer o, si se desea un término
      más suave, relevar.

      ¿Tu edición es más reciente? Si es así, el señor Seco parece haber cambiado de opinión.

      Un saludo,
      Isabel

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