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Perlitas periodísticas

Lo siento, no puedo evitar decirlo. Sí, todos nos equivocamos; sí, nadie es perfecto; sí, todos metemos la pata de vez en cuando, pero ver un error como este en la edición digital de uno de los periódicos más importantes de este país me parece sencillamente inaceptable.

Noticia "va a ver"

24 comentarios en “Perlitas periodísticas”

  1. Estoy completamente de acuerdo con tu entrada, Isabel. Se puede entender que haya una errata en una palabra, pero hay errores que no tienen excusa, son demasiado gordos para que los cometa un periódico importante.

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  2. Hola, Isabel

    Yo tuve una época que me dedicaba a recopilar ese tipo de cosas y la verdad, era raro el día que no me encontraba alguna (y más de una dentro del mismo periódico). Creo que el problema radica en que, efectivamente, los periodistas no se molestan en revisar las noticias en formato digital porque lo que importa es la inmediatez, y supongo que el estrés de tener al supervisor gritando «¡¡Esto tenía que estar en la red hace media hora!!» tiene más peso que el hecho de comprobar si el texto tiene una buena calidad en todos los ámbitos (coherencia, gramática, sintaxis, léxico…), como hacían los antiguos periodistas. Ahora me da la impresión de que las prisas y la inmediatez chafan irremediablemente la calidad de determinados ámbitos profesionales. A este periodista a lo mejor no lo despiden por algo así, pero a nosotros, el no repasar una traducción nos puede costar el cliente.

    Un ejemplo de perla, aunque esta es léxica y no gramatical (tengo el recorte guardado todavía): «[…] según confirmaron a (nombre del diario) fuentes de toda solvencia.» De esas hay también cada una que vaya tela…

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    1. Tienes toda la razón, Eva, pero repasar una noticia tan breve como la que nos ocupa no retrasaría su publicación más de dos minutos. En fin, este tipo de perlas darían para un libro entero o una tesis doctoral. 🙂

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  3. ¡Qué buen ejemplo para ilustrar el trabajo del corrector profesional! Sí, esos especialistas que a menudo tenemos que escuchar frases como: «¿Pero qué tipo de trabajo es ese?» «Si para que me corrijan las faltas ya tengo el corrector de Word…» Y nosotros, por más que explicamos que para el corrector de Word palabras como «a», «ver» y otras son perfectamente válidas, pero no por ello correctas en ciertos contextos que (hasta ahora) solo detecta un ser humano, los demás no dejan de mirarnos con cara de perplejidad…
    En cuanto a la intransigencia, bueno, yo siempre trato de que se contemple un trabajo de revisión y corrección como una ayuda para mejorar y perfeccionar el documento, en ningún caso como una reprobación o un juicio negativo por parte del corrector. Simplemente es una intervención para controlar la calidad del texto.
    Aún así, es interesante tener un punto de vista crítico para que todos intentemos mejorar nuestro código de comunicación, ya que al fin y al cabo, es lo que nos permite entendernos, informarnos y aprender.

    Un saludo a todos.
    María

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    1. Hola, María:

      Gracias por compartir tu opinión con nosotros. Sin duda, la fase de revisión y corrección tiene como finalidad controlar y mejorar la calidad del documento, y no ensañarse con el traductor o autor por las faltas encontradas (aunque algunas son difíciles de tragar). Lo que sí me parece reprobable y criticable es que esas erratas vean la luz en una publicación, porque demuestra, como bien dices, que como poco han pasado olímpicamente de recurrir a un corrector profesional que revise el texto.

      Saludos,
      Isabel

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  4. Desgraciadamente, en este país tenemos una prensa que da pena. Cuando estaba en primero de carrera (antes de Internet), tuve que hacer un trabajo de recopilación de errores (lingüísticos) publicados en periódicos y la verdad es que no resultó nada difícil. Hoy los alumnos lo harían en un pispás.

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  5. Corría el año 1997 y yo estaba en 2º de BUP, en clase de literatura. La profesora estaba corrigiendo nuestros controles de lectura de un libro (¿El retrato de Dorian Gray?, no recuerdo) y mencionaba ciertos errores anónimos en voz alta.
    Llegado el fatídico error, dice «esto es muy importante» y escribe en la pizarra una frase que dice algo así como «tiene que a ver algo más». Se da la vuelta, nos mira, expectante, y le respondemos con un muro de silencio. «¿Pero es que no lo veis?». Caras de incomprensión. Misterio. Nadie ve nada. Nos explica el fallo y le respondemos «ah, claro, eso ya lo sabemos».
    Sin ir más lejos, hace un par de años me pasó en un correo, que escribí «te hecho de menos» y la destinataria me puso a parir. Cuando le pregunté por qué me echaba la bronca, me lo explicó y no me quedó más remedio que excavar un hoyo bien hondo y esconderme dentro.
    Hay ciertos fallos gravísimos que, ya los puedes tener en todas las narices, que no los verás, por mucho que sepas perfectamente las reglas. Es algo habitual con las palabras o conjuntos homófonos.

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    1. Discrepo de tu opinión, Jordi. Es cierto que al escribir puedes tener un lapsus y poner hechar o a ver en vez de haber, pero si realmente conoces bien las reglas esos fallos se detectan (o deberían detectarse) inmediatamente en cuanto repasas el texto. No es como la ausencia de una tilde, por ejemplo, que puede pasar desapercibida por el ojo humano; es que son errores de bulto que saltan a la vista aunque no lo quieras. Pero, claro, ahí está el problema: yo creo que muchos de los artículos que se publican, al menos en la prensa digital, no se revisan. Es más, creo que muchas veces ni siquiera pasan el corrector ortográfico, porque hay errores que con esa sencilla función se detectarían a la primera sin ni siquiera releer el texto. De todas formas, en este caso me parece que no hay excusas que valgan. En la correspondencia privada uno puede permitirse el lujo de escribir deprisa y no repasar nada, pero en el ámbito profesional, al publicar un artículo periodístico o entregar una traducción, por ejemplo, el texto tiene que estar reluciente como una patena, más aún si hablamos de fallos tan gordísimos como este.

      Saludos,
      Isabel

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      1. No sólo ocurre en la prensa digital y no sólo con las faltas de ortografía. Todavía me acuerdo de que ese mismo periódico (en papel) hablaba de Irán diciendo perlas como «país árabe» y «la antigua Mesopotamia». La pregunta es, si hacen eso con cosas qué sabemos, ¿qué no nos estarán colando con otras de las que no tenemos ni idea?

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      2. Yo en cierto modo estoy de acuerdo con Jordi, depende mucho de cuántas horas lleves trabajando sobre un mismo documento. Cuando repasas una frase diez veces terminas leyéndola como sabes que debe estar escrita y se te pasa. A mí me ha ocurrido alguna vez e incluso tener a mi pareja al lado, repasando el texto conmigo, y no verlo. Si llevas muchas horas leyendo o escribiendo no es algo tan extraño, por eso normalmente hago un repaso de todo lo que escribo horas después.

        Con esto no intento excusar a los periodistas porque, en general, cada día leo más barbaridades en la prensa. Tengo un par de compañeros que acaban de terminar la carrera y ellos mismos están alucinados con lo que han visto durante estos años. Y lo mismo pasa en traducción, yo he tenido muchos compañeros con más de 20 faltas en un texto de dos páginas. Es muy triste.

        Un saludo,
        Nieves

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        1. Hola, Nieves:

          A mí me ha pasado lo que comentas con errores menores. Tienes razón en que cuando la mente está cansada, los ojos ven lo que quieren ver y no lo que deberían ver, pero me resisto a pensar que eso pueda pasar con faltas de bulto.

          Por otro lado, coincido contigo en que cada vez se leen más barbaridades en la prensa y cada día los recién licenciados (no solo en periodismo, también en traducción y otras disciplinas lingüísticas y de humanidades; las carreras técnicas mejor ni las menciono) escriben peor, pero, mira, no hay mal que por bien no venga: ¡menos competencia para nosotros! xD

          Un saludo,
          Isabel

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        2. Cuando llevas muchas horas con lo mismo, se recomienda cambiar la fuente del texto a una de otra familia para verla «con nuevos ojos». Si pones una fuente rara (sin pasarse, nada de Wingdings), tendrás que hacer un esfuerzo extra para comprender el texto y te darás cuenta de cosas que antes no veías.

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          1. Qué buena idea, Jordi, nunca se me habría ocurrido. Tomo nota yo también.

            Yo estoy de acuerdo con Jordi en que cuando uno lleva muchas horas trabajando, sobre todo con el mismo texto, no sólo suele ser normal dejarse en el tintero errores factibles como la ausencia de tildes, sino también algunos de bulto, como es el caso de esta entrada. Con esto no estoy justificando la actuación ni aligerando la carga de culpabilidad del que comete el error, y menos si éste es un profesional relacionado estrechamente con el lenguaje (como son los periodistas), sólo pretendo ser en cierto modo empático con este tipo de situaciones, que pasan más a menudo de lo que pensamos. Es importante leer el texto como si fuéramos su destinatario y para eso, además del excelente truco mencionado por Jordi, creo que es vital dejarlo «enfriar» un tiempo para leerlo «con otros ojos».

            Por cierto, excelente blog, Isabel.

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          2. Hola, Daniel:

            Es cierto, cuando uno lleva muchas horas con un texto es fácil que se le pasen cosas por alto, aunque, como ya he dicho, me niego a creer que eso pueda pasar con errores graves. Vamos, a mí al menos no me ha pasado nunca. De todas formas, en el caso de los artículos de la prensa digital, dudo mucho que los redactores dediquen horas y horas a un mismo artículo, así que no me parece aplicable la eximente (o atenuante) de estar cansado por llevar muchas horas trabajando con el mismo texto. Y sí, también tienes razón en que lo mejor para hacer una buena revisión es dejar reposar el texto unas horas para leerlo con otros ojos.

            Gracias por pasarte por mi blog, Daniel. Espero que me sigas leyendo y comentando. Ahora mismo le hago yo una visita a tu blog. 🙂

            Saludos,
            Isabel

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  6. Estoy completamente de acuerdo contigo.
    Precisamente la semana pasada, con la noticia de la muerte de Bin Laden y las «prisas» por publicar enseguida el discurso completo pronunciado por Obama, la edición digital de otro de los periódicos más prestigiosos de España un artículio pésimo, lleno de erratas, malas traducciones e incluso errores de ortografía.
    Les escribí comentándoselo pero, claro, nadie respondió…
    ¡Un saludo!

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    1. Hola, Leticia:

      Si te refieres a El País, yo también les he escrito en alguna ocasión para llamarles la atención sobre la pésima redacción de algunos de sus artículos, pero ni caso. Y me da igual si esos artículos están escritos por becarios, con prisas, etc.; eso no es excusa. Un buen periodista, sea becario o veterano, debería tener la capacidad de redactar textos impecables aun con prisas y bajo presión. Que sí, siempre se te puede escapar una tilde o una coma, pero con demasiada frecuencia aparecen errores que no tienen perdón. Lo sé, con estos temas soy bastante intransigente. 🙂

      Un saludo y gracias por comentar,
      Isabel

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  7. Madre mia… Me ha recordado ese mensaje que corre por facebook sobre «hay es de haber, ahi es un lugar, ay es un lamento, …» Luego nos quejamos de los chavales, pero si los profesionales de la lengua ya vamos metiendo semejantes patadas…

    Ayer yo vi en la infografia de TVE, mientras emitian lo de Lorca, una B en una palabra que ahora no recuerdo pero que me repateó los ojos al leerla. Pensé que sería un «infografo» en prácticas, los nervios, las prisas… pero en fin, que en prensa al menos podian echar un vistazo corrector antes de publicar el texto.

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    1. Hola, Chus:

      Los que escriben los rótulos que aparecen en pantalla en los programas de televisión tienen el don de meter gambas considerables. Y vuelvo a repetir lo mismo: las prisas y la falta de experiencia no son una excusa. Saber escribir a la perfección es un requisito que deberían cumplir todos los que trabajan en medios de comunicación, con independencia de sus años de experiencia. Por poner otro ejemplo, durante muuuucho tiempo al terminar el programa España directo sacaban un rótulo estándar que decía ¡Qué sean felices!, así, con una tilde tan hermosa como un sol. Y tan anchos se quedaban.

      Saludos,
      Isabel

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