Ejercicio profesional

¿Cuánto ganas realmente?: el factor rentabilidad

(Actualización 8/12/2021)

Todos sabemos lo que cobramos por una traducción, pero ¿sabemos realmente si nos sale rentable? Cuando un cliente nos hace un encargo que vamos a facturar por palabras, tomamos siempre nota del número de palabras, la tarifa unitaria y el precio total, pero casi nunca registramos otro dato igualmente importante: el tiempo que hemos dedicado a ese trabajo, factor que nos ayudará a determinar si nos ha salido rentable o no. Pongamos un ejemplo:

Tenemos dos trabajos: una traducción sencilla de 2000 palabras a 0,08 € por palabra y una traducción más compleja de la misma extensión a 0,12 € por palabra. A priori, este segundo proyecto es más suculento que el primero en términos económicos, pues nos reportará unos ingresos de 240 € frente a los 160 € de la traducción más fácil. Nos ponemos manos a la obra. Como el primer encargo no presenta ninguna dificultad, traducimos a buen ritmo y lo liquidamos en tan solo cinco horas. Así pues, en este caso habremos ganado 32 € por hora. En el segundo trabajo, sin embargo, vamos más despacio porque tenemos que hacer más búsquedas documentales, resolver más dudas y lidiar con problemas de formato, y al final necesitamos ocho horas para terminarlo. En este caso, habremos ganado solo 30 € por hora. Conclusión: el trabajo que en un principio nos iba a reportar menos ganancias nos ha salido más rentable, es decir, hemos ganado más dinero por hora de trabajo.

Así pues, conviene calcular el tiempo que dedicamos a cada trabajo (no solo a la traducción en sí, sino también a la comunicación con el cliente y a la gestión y facturación del proyecto) para determinar qué tipo de encargos nos salen más rentables y ajustar las tarifas en consecuencia. Una tarifa más alta no siempre conlleva unos mayores ingresos en relación con el tiempo invertido.

19 comentarios en “¿Cuánto ganas realmente?: el factor rentabilidad”

  1. Hola Isabel, hace tan sólo un par de días que descubrí tu blog, y la verdad es que todos y cada uno de tus posts me han parecido interesantísimos.
    Enhorabuena por crear este magnífico blog, te acabas de ganar a una fiel seguidora. 🙂

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  2. Excelente análisis sobre rentabilidad, Isabel. La clave es saber cuánto ganamos por cada hora de trabajo, más allá del precio por palabra. Desde hace años sigo a Chris Durban, una de las mejores traductoras Freelance del mundo (en mi humilde opinión) y ella siempre ha recomendado fijar una tarifa por horas. Este año, mi mujer y yo hemos empezado a hacerlo así (con todos los clientes que podemos, claro). En los demás casos llevamos una Excel muy detallada donde reflejamos las horas trabajadas en cada proyecto y vemos la rentabilidad por hora de cada trabajo y cliente. Solo sí sabes lo que ganas realmente puedes tomar decisiones acertadas sobre si debes aceptar o no un determinado proyecto o sobre si debes seguir trabajando o no con un determinado cliente.
    Abrazos,
    Fernando.

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    1. Yo solo cobro por horas los trabajos de revisión y corrección. En el caso de las traducciones me resulta más cómodo facturarlas por palabras porque así puedo darle al cliente un precio cerrado de antemano. Eso sí, siempre tengo en cuenta el tiempo que preveo que voy a necesitar y el tiempo que necesité para hacer otros trabajos similares, y a partir de ahí ajusto la tarifa por palabra para que se corresponda con mi precio por hora.

      ¡Gracias por comentar y buen finde!

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  3. Hola,Isabel. Hace mucho tiempo que leo tu blog y he de decirte que me encanta. Tal vez es raro que publique mi comentario en una entrada tan corta. Pero es que la ocasión se lo merece. Todavía soy un estudiante de Traducción e Interpretación pero creo que tu entrada la debería leer todo el mundo relacionado con nuestra carrera y profesión. Está muy bien explicado y es fácil de entender.

    Sin más, ¡enhorabuena!

    ¡Saludos!
    Carlos

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  4. Efectivamente Isabel, creo que la palabra clave aquí es «rentabilidad». Totalmente de acuerdo en que el cálculo no puede ser solamente por palabra, es imprescindible relacionarlo con las horas dedicadas a un proyecto u otro. Todo eso, diría yo, habría que englobarlo en un nivel superior: un plan financiero como parte de un plan de negocios. Ayuda a definir tarifas e incrementa la productividad porque define objetivos a priori. Escribí más sobre el tema aquí: http://www.proz.com/doc/3496 por si a alguien le interesa (en inglés).

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    1. En efecto, los traductores debemos enfocar nuestro negocio desde una perspectiva empresarial, lo cual incluye elaborar un plan financiero serio (que tampoco tiene por qué ser algo complejo). Voy a echarle un vistazo a tu artículo.

      ¡Gracias y buen finde!

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  5. Totalmente de acuerdo, Isabel. Por este motivo, yo no suelo estar de acuerdo con quienes «desechan» trabajos directamente porque las tarifas les parecen en principio algo bajas.

    Un saludo.

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    1. Las tarifas bajas son bajas. Hacer el trabajo de prisa para aumentar la rentabilidad es un riesgo para la calidad. Yo creo que el enfoque es un poco al contrario: una tarifa solamente es rentable si al aplicarla mi rendimiento por hora se corresponde con el que necesito (previo cálculo, no adivinando) para ejercer la profesión con una calidad elevada y pagar mis cuentas profesionales y personales. Ofrecemos un servicio y eso hace que el factor tiempo pese más en el análisis de rentabilidad que si ofreciéramos un producto acabado. Aún así, si la tarifa es baja y yo la acepto, no puede ser sobre la base de «lo hago en un dos por tres y ya me saco algo». Sobre todo porque: cómo hago después para aplicarle otra tarifa más alta al mismo cliente? Si de un tema X podemos traducir más rápido, es porque invertimos tiempo en especializarnos y eso es un valor añadido al servicio que ofrecemos, no cobrarlo hace que paguemos para especializarnos. En otras palabras: si soy bueno haciendo textos de informática porque he invertido tiempo en ello tengo que cobrar menos que uno al que le tomará más tiempo por no tener esa competencia?! Sería un poco absurdo no?

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      1. Moisés, yo en ningún momento he hablado de trabajar más o menos rápido, ni tampoco es mi intención iniciar debate alguno sobre tarifas. En este «post» se expone que algunos trabajos bien pagados en lo que a tarifas se refiere puede que al final no salgan tan rentables como cabía pensar en un momento, y viceversa. Y yo, simplemente, estoy de acuerdo con ese argumento.

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