Ejercicio profesional

Cómo se fija una tarifa

(Actualización 8/12/2021)

Tengo la impresión de que una buena parte de los profesionales del sector de la traducción fijan sus tarifas al tuntún o copiando o imitando las tarifas que fijan los demás. Es importante saber lo que cobran los compañeros por sus servicios, pero para establecer un precio adecuado que sea rentable, debemos analizar detenidamente nuestras circunstancias personales. Para esta tarea, varios socios de Asetrad crearon CalPro, una utilísima herramienta de cálculo en Excel que nos permite determinar cuánto debemos cobrar o saber cuánto estamos ganando realmente teniendo en cuenta tres factores fundamentales: nuestros gastos, las horas que trabajamos al año y nuestra productividad por hora.

A la hora de fijar nuestras tarifas podemos seguir, por ejemplo, este procedimiento, que describo grosso modo:

1. Analizar exhaustivamente todos nuestros gastos profesionales y personales: cuota de la Seguridad Social, internet, teléfono, cuotas de asociaciones profesionales, programas informáticos, previsión para la jubilación, suscripciones, seguros, casa, coche, alimentación, ocio, vacaciones, etc. La suma de todos esos gastos es lo mínimo que necesitamos facturar (tras descontar impuestos y, preferiblemente, destinar una parte al ahorro) para cubrir los gastos de nuestra actividad y mantener nuestro nivel de vida. Supongamos que dicha cuantía asciende, incluyendo los impuestos y el ahorro, a 1500 € al mes, es decir, 18 000 € al año. También podemos fijarnos un objetivo de facturación, por ejemplo, el doble de nuestros gastos: 36 000 € al año.

2. Calcular las horas que trabajamos anualmente, multiplicando el número de días que trabajamos al año (descontando fines de semana, vacaciones, festivos, días de baja por enfermedad o sin trabajo, etc.) por el número de horas que solemos trabajar al día. Ojo, me refiero a trabajo remunerado (es decir, el tiempo que dedicamos a encargos de clientes), pero no hay que olvidar que la jornada laboral del traductor incluye muchas otras tareas por las que no nos pagan (comunicación con clientes, gestión administrativa, etc.). Supongamos que en una jornada diaria de ocho horas, dedicamos seis horas a trabajo remunerado, durante 20 días al mes y 11 meses al año. En total son 1320 horas anuales. También podemos tomar como referencia las horas que nos gustaría trabajar, por ejemplo, cinco horas al día, 15 días al mes y 10 meses al año (750 horas en total).

Si dividimos los gastos totales anuales (18 000 €) entre el número total de horas que trabajamos al año (1320 horas), obtendremos la tarifa mínima por hora que debemos cobrar para cubrir gastos, en este caso, 13,64 €. Si dividimos nuestro objetivo de facturación anual (36 000 €) entre ese número de horas, el resultado será el precio por hora que debemos cobrar para conseguir la facturación que queremos (27,27 €). Si dividimos los gastos totales anuales y el objetivo de facturación anual entre el número de horas que nos gustaría trabajar, obtendremos la tarifa por hora que debemos cobrar para ganar lo suficiente con ese horario de trabajo (24 € y 48 € respectivamente). Para calcular la tarifa por palabra debemos hacer otro cálculo más:

3. Calcular nuestra productividad en palabras por hora (que variará según el idioma y la materia) y dividir la tarifa por hora entre dicho número de palabras. Por ejemplo, si somos capaces de traducir 350 palabras por hora (listas para entregar), nuestro precio por palabra equivalente a nuestro precio por hora será de 0,039 €, 0,078 €, 0,069 € y 0,14 € respectivamente, en función de cuál sea nuestro objetivo de facturación y nuestro horario de trabajo.

Una vez hechos estos cálculos basados en datos reales, tendríamos que formularnos aún otras preguntas:

4. ¿Son estas tarifas realistas y competitivas? ¿Son (mucho) más altas o bajas que las tarifas habituales en el mercado? ¿Podría cobrar más? Para responder a estos interrogantes, deberemos analizar a la competencia, saber qué ofrece y qué precios aplica.

Por favor, que nadie se confunda: las cifras aportadas en este artículo no son más que ejemplos que he utilizado para ilustrar los cálculos. La intención de lo que he escrito no es más que constatar que, antes de fijar una tarifa, es recomendable analizar detenidamente todos los factores mencionados para establecer un precio adecuado. Para todo lo demás, ya sabéis: CalPro. Vayan desde aquí mis agradecimientos a los colegas que diseñaron esa herramienta.

13 comentarios en “Cómo se fija una tarifa”

  1. Bueno, yo me decidí por una tarifa según lo que pagaba la empresa donde trabajé en plantilla, es decir, lo que cobraban los traductores externos. Con el tiempo, he visto que esa tarifa es sostenible con un volumen de trabajo constante y para proyectos que no sean marrones.

    Obviamente, esta tarifa no es válida para clientes directos o del extranjero.

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  2. Hola Isabel:

    Gracias por esta entrada tan bien presentada. No hace mucho que descubrí la herramienta que mencionas, CalPro, y la verdad es que es una maravilla. Desde aquí yo también quiero agradecer a todos los compañero que la hicieron posible.

    Un saludo,

    Laura Castro

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  3. Hola, Isabel.

    Muy bueno tu análisis. Sin dudas, CalPro es una excelente herramienta. Solo quisiera comentar un punto, pero creo que es un punto importante (y no esta cubierto en tu análisis). Esta lectura sirve para el mercado local. Debemos recordar que muchos traductores trabajan, además, para el mercado internacional. Todos conocemos las tarifas de mercado de los principales países desde los que se generan proyectos de traducción (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, etc.). Visto desde el otro lugar para que se entienda mejor: si se sigue este cálculo sin tener en cuenta la variable país, un traductor español que se mudara a la India bajaría sus tarifas. Este formato «traductor con tarifas según en que país vive» es el que hace años tratamos de erradicar por motivos bien obvios. Así, todos podemos competir en el mercado internacional, pero no por la coyuntural situación de nuestros países, sino por mérito profesional.

    Sabemos todos cuántos argentinos le han quitado el trabajo a los hispanohablantes todos por calcular según criterios locales.

    Solamente quería hacer esta aclaración.

    Muchos saludos.

    Au

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    1. Hola, Au:

      Gracias por tu aportación, aunque el aspecto que mencionas sí lo he tenido en cuenta en mi artículo en el punto 4, si bien es cierto que no he entrado en detalles. ¡Gracias por aclararlo!

      Un saludo,
      Isabel

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  4. Hola Isabel:

    Nuevamente, una entrada muy interesante y bien fundamentada. ¡Enhorabuena! La determinación del precio de un producto o servicio es una de las cuatro «patas» del marketing más interesantes y complejas. Hay un montón de libros al respecto. No es extraño que muchos profesionales se equivoquen (nos equivoquemos) a menudo al hacerlo.

    A mi modo de ver hay tres cuestiones importantes (al menos) a tener en cuenta a la hora de fijar nuestra tarifa:

    La primera es el análisis de costes. Es decir, qué gastos tengo que cubrir y, por tanto, qué volumen de ventas/horas de trabajo he de alcanzar con mi servicio según una escala de precios. Con mucho acierto has centrado tu artículo en esta parte, y ha quedado muy bien explicada.

    En segundo lugar está el análisis de la competencia, que también has mencionado. Ver qué precios se ofrecen en mi mercado para tener una idea de lo que resulta habitual cobrar. Este es el aspecto más controvertido y en el que se fijan, casi exclusivamente, la mayoría de los profesionales. Ciertamente, es un aspecto importante, pero no el único.

    Por último está el posicionamiento. Un aspecto bastante olvidado pero que, a mi juicio, es transcendental. Nuestros precios hablan alto y claro de quién somos, qué hacemos y cómo lo hacemos. Nuestros precios nos posicionan en el mercado y, lo más importante, en la mente de nuestros clientes. No tiene sentido presentarte como un gran profesional, con amplia formación y experiencia, que destaca por la calidad y profesionalidad de su servicio y luego decir que tu tarifa es de 0,04 – 0,05 € por palabra. Cualquiera que sepa un poco de traducción te va a descartar de inmediato y vas a dejar tu credibilidad seriamente dañada. A la inversa es igualmente peligroso: pretender cobrar una tarifa elevada nada más comenzar en la profesión y sin haber invertido en formación/especialización, imagen y materiales de marketing, es una mala estrategia. Hay que meditarlo mucho y tratar de situar nuestra tarifa en un precio que seamos capaces de defender, que responda a lo que ofrecemos y que nos posicione en la parte del mercado en la que queremos estar. Situarnos en la parte baja, media o alta del mercado no es algo que esté totalmente fuera de nuestro control, es una parte de nuestra estrategia que, a largo plazo, va a tener una gran influencia en nuestro éxito o fracaso profesional. Yes, we can 😉

    Un saludo y gracias por dejarme aportar.

    Fernando.

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    1. Mil gracias por tu aportación, Fernando. Yo me he centrado en la fijación de tarifas desde un punto de vista matemático y empírico, pero tampoco hay que pasar por alto el aspecto psicológico y la percepción que los clientes pueden tener de nuestra profesionalidad a través de nuestros precios. Lo has explicado de maravilla.

      Un abrazo,
      Isabel

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  5. ¡Madre mía! Muchísimas gracias por todas estas explicaciones y aclaraciones. Sinceramente, no sabía cómo se fijaban y nunca me lo había planteado. Tenía una idea de cuánto se podría llegar a cobrar, aunque no sabía que tenía una justificación tan… matemática. Creo que me voy a imprimir esta entrada porque estoy segurísima de que me va a servir mucho en un futuro no tan lejano.

    Gracias de nuevo, Isabel 🙂

    Saludos desde Salamanca

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