Informática

Breve reflexión sobre los peligros de los programas TAO

No cabe duda de que los programas de traducción asistida por ordenador (a los que ya les dediqué una entrada hace un par de años) tienen infinidad de ventajas para los que trabajamos con textos especializados muy repetitivos y parecidos. Ahora bien, estas útiles herramientas no están libres de peligros. Y es que cuando trabajamos con Trados, Déjà Vu, Wordfast o alguna aplicación informática similar, corremos el riesgo de:

  1. Tratar cada frase como un segmento independiente sin ver el conjunto del texto. Resultado: palabras repetidas hasta la saciedad que fácilmente podrían sustituirse por pronombres o sinónimos, frases separadas en plan telegrama que deberían haberse unido en una sola, o bien frases larguísimas que deberían haberse dividido en varias oraciones. Por eso es tan importante, una vez hecha la traducción, revisar el texto completo en español y pulirlo de manera que el resultado sea un escrito coherente y fluido, y no una sucesión de frases concatenadas sin ritmo. Por poner un ejemplo tonto e ilustrativo, hay una gran diferencia entre escribir Luis tiene un coche. El coche es nuevo. El coche es azul y escribir Luis tiene un coche nuevo que es azul. 
  2. Encontrar incoherencias terminológicas y estilísticas en la memoria del cliente que acaben colándose en nuestra traducción. Cuando una misma memoria pasa por manos de diferentes traductores a lo largo del tiempo, no es raro que un mismo término aparezca traducido de diferentes maneras. Lo mismo sucede si en algún momento el cliente decidió cambiar la traducción de un vocablo y no actualizó la memoria debidamente. En estos casos debemos asegurarnos de ser coherentes en nuestra traducción y, si fuera necesario, consultar al cliente para que nos diga cuál de las opciones existentes debemos emplear.

12 comentarios en “Breve reflexión sobre los peligros de los programas TAO”

  1. Aunque con retraso, no quiero dejar de daros las gracias por todas vuestras aportaciones, sin duda muy acertadas y, por lo que veo, en la línea de lo que exponía yo en la entrada. ¡Un abrazo!

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  2. Buena entrada. A veces por querer ahorrar tiempo y costes el uso de los programas de TAO nos llevan a cometer fallos, y como se ha dicho anteriormente este tipo de herramientas han de ser de ayuda, pero nunca basar las grandes traducciones en ellas. En mi opinión es fundamental tomar como primera y prácticamente única referencia el texto fuente y echar mano de estos programas de manera secundaria. Uno se puede llegar a sorprender negativamente cuando se acaba de hacer una traducción al completo con estas herramientas, ya que se resta la naturalidad necesaria para una buena traducción.

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  3. ¡Excelente entrada, Isabel!

    En lo personal, sigo pensando que, por más que tengamos muchas ventajas a la hora de traducir con herramientas de TAO, estas les quitan muchísima riqueza y naturalidad a nuestro idioma que, la mayoría de las veces, no se recuperan en la lectura final de nuestra traducción. Además, está la odiosa segmentación de las oraciones que limita, y mucho, la manipulación del texto. Todos sabemos lo que pasa, en el ámbito de trabajo con las agencias, si traducimos tres cuartas partes de la oración porque decidimos decir algo con menos palabras… Eso sí, creo que el uso de herramientas de TAO es menos controlable si trabajamos para agencias de traducción que si lo hacemos para clientes directos. En ese caso, podemos decidir cómo trabajar y con qué.

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  4. Suscribo lo dicho, Isabel y, además, me gustaría añadir algo más: el peligro de las correspondencias 100%. A modo de ejemplo, no es lo mismo un «manual» de instrucciones que el funcionamiento «manual» de un aparato.

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  5. Se me ocurre otro peligro de los programas de TAO: las correspondencias. Está claro que son de muchísima ayuda a la hora de traducir, pero ante una correspondencia del, digamos, 95-99 %, en ocasiones pasamos por alto un pequeño matiz con respecto al segmento que nos ofrece la memoria de traducción. Y esos pequeños matices son imperceptibles sobretodo en época de estrés y mucho trabajo… Cuidado, es un arma de filo 🙂

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  6. A mí me parece que ambos son peligros muy reales y que debemos tener presentes continuamente. Además, en mi caso, que estoy por primera vez trabajando realmente como traductora a tiempo completo, me doy cuenta de que, si bien cuando era estudiante leía concienzudamente los textos antes de empezar a traducir, ahora, por necesitar o querer ir más rápido, ya no lo hago, sino que voy traduciendo a medida que leo. Si unimos a eso la segmentación de Trados… ciertamente hay que tener mucho cuidado y dedicar tiempo y atención a la relectura y la revisión.

    Un saludo.

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  7. 1. Para eso está la segmentación por párrafos en lugar de por puntos/dos puntos/etc. Además, en memoQ puedes juntar líneas de párrafos distintos y en Studio puedes hacer algo similar, aunque más limitado. Para ficción larga (novelas) no funciona, pero en la mayoría de casos, sí.

    2. Para eso está el control de calidad con listas breves de palabras/glosarios del cliente o listas de control específicas. Esto en DVX (y creo que en memoQ) lo ordenaban bien: primero va el glosario del proyecto, luego el glosario del campo y, finalmente, la memoria.

    Las herramientas, en el gremio que sean, deben ser una ayuda, no un incordio. Mandas tú, no las herramientas, con lo que deberás adaptarlas a cada caso. Como dicen los programadores, quien tiene martillo, solo ve clavos.

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      1. Al igual que no siempre puedes juntar párrafos: si el cliente ha desactivado esa opción al crear el proyecto, no puedes hacer nada. Hay que convencer al cliente de que rectifique. Tienen la manía de crear proyectos (¡monolingües!) con las opciones predeterminadas en lugar de darte los materiales para montarlo tú mismo, incluso con el presupuesto ya cerrado. No se les ocurre otra cosa que desactivar todas las opciones del control de calidad y tienes que acordarte tú de activarlas cada vez. Ay, señor.

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