Últimamente he recibido varios correos electrónicos de lectores del blog que me felicitan por él o me piden consejo o ayuda para alguna tarea. Desde aquí quiero agradecerles públicamente que se hayan tomado la molestia de ponerse en contacto conmigo para transmitirme su enhorabuena y que confíen en mí para echarles una mano y aconsejarles. Sin embargo, a algunos de esos remitentes debo darles también un tironcillo de orejas (que espero que sepan disculpar, pues no lo hago de mala fe, sino como pretexto para dar un par de recomendaciones útiles). Y es que algunos de los mensajes que he recibido adolecen de dos errores que no podemos cometer jamás al enviar un correo a una persona desconocida si no queremos correr el riesgo de que nuestro e-mail acabe en la papelera sin ni siquiera ser leído:
- Elegir un asunto inadecuado (o no poner ninguno). El campo «Asunto» de los correos electrónicos sirve para resumir de forma breve y concisa el contenido o cometido del mensaje. Por tanto, si queremos que el destinatario (a quien no conocemos) abra y lea nuestro correo, debemos esmerarnos en elegir un asunto que realmente describa su contenido o que invite a abrirlo. Si recibo un e-mail sin asunto o con uno como Isabel, Mucho Gusto!, Hola! o Saludos procedente de un remitente desconocido (más aún si tiene un nombre exótico o poco común), mi primera reacción es pensar que se trata de spam y, por tanto, lo borro directamente sin ningún miramiento. A veces, sin embargo, me da por pensar que quizá no sea correo basura y, al abrirlo, me doy cuenta de que efectivamente no lo era. En esos casos siempre pienso lo mismo: «Pues menos mal que no lo he borrado. De lo contrario, este chico/a se habría quedado sin respuesta y habría pensado que soy una antipática». ¿Qué costaba poner Felicidades por el blog, Seguidor de tu blog o Ayuda con trabajo de traducción, por ejemplo?
- Enviar el mensaje a la dirección equivocada. Si enviáis el correo a la dirección adecuada, tendréis más probabilidades de que vuestro mensaje llegue al destinatario (pensad, por ejemplo, en la posible existencia de filtros), de que este lea el mensaje y de que os responda a tiempo.
El cumplimiento de estas dos reglas es esencial si el mensaje que vamos a enviar es importante, por ejemplo cartas de presentación o currículos. En ese caso, escoger un asunto adecuado, conciso, atractivo y enviar el mensaje a la dirección correcta es fundamental si queremos tener más probabilidades de que el cliente potencial lea nuestra misiva y no la mande directamente a la basura de su correo electrónico. Y dos recomendaciones extras para terminar:
- Os aconsejo no incluir imágenes en el mensaje (por ejemplo, logotipos en las firmas de correo), pues muchos programas las bloquean e incluso pueden llegar a considerar que el mensaje es fraudulento y enviarlo directamente a la carpeta de spam.
- No olvidéis escribir con corrección y claridad ni pasar el corrector ortográfico, incluso aunque se trate de un mensaje informal. Vuestra imagen profesional depende de ello.