No son pocas las piedras en las que los traductores tropezamos tarde o temprano. Estas son las 15 más frecuentes:
- Creer que facturación es lo mismo que ganancia o beneficio.
- Calcular lo que uno puede ganar considerando constante el número de palabras que traduce al día y los días que trabaja al año, sin tener en cuenta que el flujo de trabajo es muy variable.
- Fijar una tarifa o determinar si una tarifa es rentable sin tener en cuenta los gastos, las horas trabajadas y la productividad por hora.
- Permitir que la mayor parte de la facturación dependa de uno o dos clientes.
- Pensar que la jornada del traductor consiste únicamente en traducir.
- Pensar que la cartera de clientes es inamovible y, una vez que has conseguido algunos, ya no necesitas buscar más.
- Limitarse a buscar clientes en el mercado local.
- Sentirse como un empleado asalariado sometido a un jefe (el cliente) en vez de como un profesional autónomo independiente.
- Creer que no es necesario estar en contacto con otros colegas.
- Escribir mensajes públicos con faltas de ortografía.
- No saber decir no.
- Aceptar trabajos por encima de tus capacidades o cualificación.
- No avisar a un cliente de posibles problemas en el proyecto o retrasos en la entrega.
- No cumplir un plazo de entrega.
- No preguntar dudas.
Y vosotros ¿en qué trampas habéis caído alguna vez?
Muy buena entrada. Yo añadiría la tentación de bajar precios cuando el trabajo escasea. Luego es mucho más difícil volver a cobrar al mismo cliente la tarifa más alta, en especial en tiempos de crisis. Combinándolo con los errores 4 y 6, a mí me ha resultado mucho más útil utilizar el tiempo “libre” en ampliar la base de clientes, manteniendo las tarifas.
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Confieso que tuve que hacer un breve “coaching” para aprender a decir “no”, entre otras cosas, o más bien para decir sí al tiempo libre, y me vino de maravilla perder el miedo ese que todavía coleaba de decir “no”, ¡aun en época de crisis! 🙂 En cuanto a los errores 4 y 6 (clientes “fijjos”), llevo años con mis 2 o 3 clientes más gordos, y estoy encantada de la vida, aunque tengo a mano un listado de clientes apetecibles y un mailing ya redactado y todo, para cuando me dé por sacudirme la estabilidad. La cosa es tener siempre nuevos horizontes a la vista. 😉 Una entrada muy interesante. Gracias, Isabel.
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Hola Isabel, muy interesante la lista para mi es muy importante la número 9 porque los traductores necesariamente vamos a requerir en algún momento de nuestros colegas. Saludos
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¡Muy buena lista! Error de noveles (y no tanto) = Pensar que al principio conviene cobrar tarifas bajas para “pagar derecho de piso”.
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