Lengua

Seis reglas ortográficas básicas que nunca nadie te ha contado (o has olvidado)

(Entrada actualizada)

Hace unas semanas, a raíz de una noticia sobre la visita de un grupo de escolares a la RAE y sobre sus dudas ortográficas, evoqué en Twitter mi etapa colegial y traje a la memoria algunas de las reglas ortográficas que aprendí por aquel entonces, reglas que, en vista de las dudas básicas que tienen los estudiantes de hoy en día, ya no deben de enseñarse en el colegio. Yo no solo las aprendí, sino que las grabé a fuego en mi memoria, hasta el punto de que hoy, quince o veinte años después, todavía las recuerdo. Sin embargo, esas normas elementales que yo creía evidentes y conocidas por todos al parecer no lo son, y tienen más de truquito mnemotécnico ideado por los autores de los libros de texto que utilizaba en aquella época que de normas categóricas universales. En vista de lo que gustó aquel ataque nostálgico y de que a muchos les parecieron útiles y curiosas esas reglas, os dejo aquí un breve recopilatorio que he elaborado a petición de mi colega y tocaya Isabel Hurtado de Mendoza:

  1. Todas las palabras que empiezan por bu-, bur- y bus- se escriben con b, como bufón, burbuja y buscar.
  2. Todas las palabras que empiezan por alb- se escriben con b (como albaricoque, alberca y Alborán), excepto Álvaro, alvéolo/alveolo y sus derivados.
  3. Todos los verbos que terminan en -ger y -gir se escriben con g (como emerger y sumergir), excepto tejer y crujir.
  4. Todas las palabras que terminan en -bilidad se escriben con b (como habilidad o posibilidad), excepto movilidad, civilidad y sus derivados.
  5. Todas las palabras que terminan en -aje se escriben con j (como garaje y peaje), excepto ambages.
  6. Todos los verbos que terminan en -bir se escriben con b (como escribir y percibir), excepto hervir, servir y vivir.

En cualquier caso, la receta de una buena ortografía es, según mi propio libro de cocina lingüística, la siguiente:

  • 100 gramos de conocimiento de reglas ortográficas
  • 500 gramos de práctica de la escritura
  • 1 kilo de avidez lectora

Y es que para ser un buen traductor, es imprescindible ser también un buen lector.

37 comentarios en “Seis reglas ortográficas básicas que nunca nadie te ha contado (o has olvidado)”

  1. Lamentablemente ahora con esta cosa de internet y la influencia de lenguas extranjeras como el inglés, principalmente, muchas de estas reglas se han ido perdiendo y cada vez se excribe peor.

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  2. Increible, aun muchisimas personas no acentuan las MAYUSCULAS, porque dizque estas no se deben acentuar… Por cierto, mi tablet no me permite los acentos…

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    1. Isabel, otra más, porque hay muchas. Soy la misma que la del post largo y del breve. dice:

      Acentuar las mayúsculas era una falta de ortografía hace años. Luego se pasó a opcional para, finalmente, hacerlo obligatorio. Como siempre, se cambia la Norma en lugar de hacer un esfuerzo por corregir a los que cometen la falta. Esto lleva a que haya muchas personas que, como tú, Armando, piensen así. Lo cierto es que, o estás muy puesto y preocupado por la ortografía, o te quedas anticuado por los cambios de Norma. Yo no acentuaba las mayúsculas hasta que fue obligatorio porque así lo aprendí. Probablemente mucha gente no lo haga porque ni se haya enterado de que hay que hacerlo porque la RAE no divulga nada.

      No me gusta matar al mensajero.

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      1. A lo mejor la Real Academia sí divulga y eres tú la que no se compra sus libros. Te copio un extracto de la Ortografía de 1999 de la RAE:

        «Las mayúsculas llevan tilde si les corresponde según las reglas dadas. Ejemplos: África, PERÚ, Órgiva, BOGOTÁ. La Academia nunca ha establecido una norma en sentido contrario». La negrita es mía.

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    1. Como digo en el propio artículo y en el primer comentario, se trata tan solo de un artículo nostálgico cuya finalidad es rememorar esas reglas ortográficas que antaño se enseñaban en el cole y, al parecer, ya no. Sin más pretensiones.

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  3. Hola Isabel, quería hacerte notar que la primera regla puede definirse de forma más simple como «Todas las palabras que empiezan por bu- se escriben con b, como bufón, burbuja y buscar.», ya que bur- y bus- están contenidas en esta definición.

    Saludos.

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  4. …..Jejejeje…..ya había olvidado estas reglas, me recordó a mi libro de Lectura y Redacción de Cuarto Grado Post como estos alientan a escribir cada día lo mejor posible.

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  5. Hola, me gusta el Post aunque me ha parecido corto pero debo decir a la persona que escribió el primer comentario que no alucine mucho, sin acritud se lo digo, porque desgraciadamente en España no se hace un uso correcto de la lengua.
    Saludos

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      1. No estoy de acuerdo. Lo bueno, para que sea asimilado, necesita de una estupenda explicación, sobretodo cuando se trata de niños. Aquí sí soy breve. Lo soy cuando toca.

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        1. Cuando se trata de niños, más necesario todavía es ser breve. La capacidad de atención de los niños es mucho menor que la de los adultos.

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  6. Nunca he conseguido memorizar estas reglas, aunque más de una vez nos las hicieron copiar en el instituto. Personalmente prefiero el «kilo de avidez lectora», forma más agradable de aprender, aunque menos sistemática…

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  7. La número cinco se la grabaría a fuego a todos los dueños de talleres mecánicos. Si me dieran un euro por cada vez que leo «garage» a estas alturas sería rica 🙂

    Un saludo.

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      1. En mis tiempos, tengo 49 años, la regla de -aje tenía como dos únicas excepciones (de palabras comunes) garage y bricolage (y nos tuvieron que explicar qué es bricolage) por derivar directamente de palabras anglosajonas. Luego la RAE dijo que se aceptaba las dos formas en garage/aje. En mis tiempos, las mayúsculas nunca llevaban acento, luego admitieron las dos formas. Así, un largo historial de cambios.

        Tengo un hijo de 8 años y acabo de enseñarle la regla de -aje porque he visto que falla mucho en esto, como en muchas más palabras porque no le enseñan ninguna regla ortográfica elemental. En su libro viene escrito garaje, por lo que he entrado a buscar si ya se ha eliminado garage o no y he puesto en el buscador «reglas ortográficas básicas» y ha aparecido este blog.

        De aquí iré directamente a la página de la RAE pero no sin antes deciros esto porque yo, que desde pequeña soy muy rigurosa tanto en ortografía como gramática y con 7 años ya quedé cuarta en un concurso nacional de cuentos (que escribí sin faltas de ortografía, obviamente), he escrito garage siempre y me salen úlceras en los ojos cuando lo veo escrito con j, incluso después de aceptarse las dos formas como válidas. ¿La razón? La de siempre: Me enferma que la RAE modifique la ortografía utilizando como argumento otra regla más universal – «si no puedes vencerlos, únete a ellos» -. Y como ejemplo sangrante es que han incluido cocreta.

        Esto, sin duda, es porque los profesores, que son los encargados de formar a sus alumnos – al menos académicamente -, no tengan ni formación ni interés en enseñar. Es espeluznante que en unas oposiciones para cubrir plazas como profesores, los que se presentan cometan tales faltas de ortografía que esto se convierta en noticia en todos los medios de comunicación.

        Así les va a los niños, ya de varias generaciones… Los míos cuentan con la suerte de tener una madre que sabe bastante de casi de todo – y si no, lo estudiaré cuando haga falta -, aunque estoy harta de pagar colegio para ser yo la profesora, afirmación que hago extensiva a cualquier asignatura.

        No pretendo pecar de inmodestia pero decir lo contrario me resta mérito y credibilidad en este foro, supongo; soy farmaceútica – así que podré enseñarle química, física, matemáticas… -, me encantan las humanidades – filosofía, sociología, psicología – y las ciencias mucho más. Me apasiona estudiar de todo, tengo varios masters en distintos campos y estoy estudiando otra carrera en la actualidad. Desde que me alcanza la memoria, recuerdo leer cualquier libro que cayera en mis manos, por ladrillo que fuera. Hablo de tiempos en los que las bibliotecas públicas brillaban por su ausencia y, en las que había, alquilar un libro era carísimo, así que comprarlo mucho más. En los colegios, institutos, incluso en la facultad, la escasez de libros era tal que, o sobornabas para alquilar uno, o te incluían en una interminable lista de espera, sistema por el cual nunca te llegaba lo interesante o, simplemente, nunca te llegaba ni uno .

        Me tengo que poner muy seria con mi hijo para que lea porque en el colegio nos hacen comprar muchos libros de lectura – unos 25/curso -pero luego no leen ni un tercio en el cole. Es más, suelo ir a la profesora, también a la Dirección, para protestar por ello, ya que terminan el curso sin usarlos. Y desgraciadamente ya en esto no puedo predicar con el ejemplo porque no tengo tiempo para la lectura; entro a trabajar a las 7 de la mañana y desde que salgo me dedico a tareas de madre y ama de casa, raro es el día que me acuesto antes de las 2 de la madrugada; literalmente hay días que no tengo tiempo ni de almorzar.

        En mis tiempos, en los colegios se enseñaba también educación y «urbanidad», ética, respeto… hasta a utilizar los cubiertos, pero desde hace muchos años me quedo perpleja, cada vez con más frecuencia, cuando veo/escucho a personas – de un amplio rango de edades, sexo y cualquier condición que se os ocurra – preguntar «¿qué es esto?», mientras señalan un cuchillo de pescado (si venden hasta cuberterías «completas» sin estos cuchillos)-. Es decir, que enseñar todo esto también me toca y en su totalidad.

        Si los talleres mecánicos ponen garage y eso espanta, ya sabéis la razón. Dolía mucho más verlo con j cuando no estaba permitido y se enseñaban las reglas ortográficas, aunque intentaba consolarme diciendo que el dueño del taller era tan poco cultivado como el que le fabricaba los letreros; pensaba que eran personas que se habían tenido que poner a trabajar desde muy jóvenes en negocios familiares, circunstancia muy habitual.

        Rompo una lanza por estos señores pero no por los que rotulan los programas de televisión, por ejemplo, incluyendo los telediarios y documentales. Es tan frecuente ver una coma antes de una «y» como la magnitud de tal barbaridad, ya que la coma separa y la «y» une, siendo incompatibles, por tanto. Por cierto, esta falta la habéis cometido en este blog, incluyendo a la persona que ha abierto el tema con sus reglas elementales. Lo digo por si queréis corregirlo.

        Y decir contra/mientras más… en lugar de cuanto más… Y poner más de un signo de admiración no es enfatizar, es una falta de ortografía.

        Hay tantos casos… y en todos los idiomas.

        Mi reflexión, nacida del sistema de mejora continua que aplico diariamente en todo lo que hago, con mayor o menor éxito, es que todos tenemos que hacer un esfuerzo constante para no dar lugar a que la RAE tenga que dar por buenos vulgarismos, «boinazos», faltas de ortografía o errores gramaticales. Me encantan las croquetas pero me repugnan las cocretas.

        Un saludo a todos y disculpad la extensión del texto pero creo que nada de lo que he dicho sobra, al contrario, podría escribir mucho más. Por esto en la facultad me suspendían, argumentando que escribía demasiado y directamente ni leían mi examen porque les iba a llevar mucho tiempo. Escribir más que los demás porque había estudiado más y todo me parecía interesante y/o importante como para no incluirlo en mi examen resultaba incompatible con la dedicación del profesorado a ejercer su profesión, ya que su objetivo es dedicar el menor tiempo posible a corregir exámenes, de ahí surgieron los «tipo test», de la ley del mínimo esfuerzo surgen las generaciones que aprueban sin saber escribir correctamente – les basta con una x para marcar casilla-, e incluso gente que señalando al azar tiene la suerte de acertar, que existe. Siempre creí que el esfuerzo se valoraba hasta llegar a la facultad, que los profesores se sentirían orgullosos por despertar en los alumnos tanto interés como para querer saber más y recurrir a más libros para aprender más allá de lo que se dice en un aula. Me equivoqué.

        Conclusión: Qué pena de generaciones, cada vez más incultas por culpa de profesores cada vez más vagos y mediocres. Por favor, a todos los que os dedicáis a la enseñanza, cumplid con vuestra obligación, por ética profesional y, por encima de todo, por estas generaciones a las que tanto criticáis y que, no obstante, son el fruto de una inaceptable falta de profesionalidad y preparación del profesorado.

        Fin (ya era hora, lo sé, jajaja).

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        1. Gracias, tocaya, por tu extenso comentario y por expresar tu opinión. No quiero entrar en un debate eterno sobre este tema, así que solo haré dos puntualizaciones a tu comentario:

          – Las palabras «garaje» y «bricolaje» son francesas, no anglosajonas.

          – La supuesta incorrección de poner coma antes de la conjunción «y» es una de las grandes leyendas urbanas de la lengua. A este respecto te invito a que leas, por ejemplo, estos dos artículos:

          http://www.fundeu.es/consulta/coma-antes-de-y-900/
          http://www.ecoescritura.com/coma-antes-de-la-y/

          ¡Un saludo!

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  8. No quisiera ser aguafiestas, pero yo veo más de una excepción a esas reglas:

    1.- Vudú (y derivados), vusted…
    2.- Alverja, alvino…
    3.- Grujir, mejer (y derivados: remejer, destejer)
    4.- (Y derivados: amovilidad, inamovilidad, incivilidad)
    5.- Enálage, hipálage.

    La regla por excelencia que a todos nos marcó seguro que fue «Antes de p y b se escribe m«. 🙂

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    1. Sí, seguro que hay muchas más excepciones. Supongo que, dado el nivel de los alumnos a los que iban dirigidas estas reglas, pusieron solo las excepciones más conocidas o comunes. Gracias por mencionar otras, y por recordar esa otra regla tan nostálgica. 😉

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  9. Hola Isabel:

    Una de esas reglas que yo tenía, como bien dices, grabada a fuego era aquella de la diferencia entre «sólo» y «solo».
    Pues la RAE me ha arruinado el recuerdo escolar 😉

    Un abrazo.

    Gabi

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    1. Como si fuese ayer, un libro de los de verano para practicar la ortografía española, de color verde oscuro, de la editorial Santillana, que pasó de hermana a hermano y por último a mí, que me encantaba porque explicaba esas reglas básicas muy clarito y luego tenías que hacer frases con las palabras, bueno pues ese libro y mi profe de lengua española de 1º de BUP (Ción, de Concepción) dura y fría como el hielo, ambos son los que hoy me alegro de haber conocido infinitamente por lo que me enseñaron y que forma hoy parte de mi léxico español. Pura nostalgia también vamos, enhorabuena por el post Isabel :).

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  10. Este artículo es genial para los profes de español como lengua extranjero. Incluso para los que damos lengua materna español 😉

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  11. Por fin lo publicas. Estaba yo impaciente por tenerlas todas juntas 🙂

    Estoy completamente de acuerdo que se necesita un kilo de lectura, algo que, hoy en día, a muchos niños y jóvenes (y adultos, para qué vamos a engañarnos) les falta.

    ¡Gracias!

    PD: Yo también te insistí en que escribieses una entrada con esto, ¿eh? Pero mola más lo de la tocaya, así que no me importa 😉

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      1. Hola, Isabel.
        Muchas gracias por recordarnos las normas ortográficas. Soy licenciada en una carrera de Humanidades y estoy estudiando una segunda (después de muchísimos años) Y es asombroso el número de faltas de ortografía que cometen algunos de mis compañeros de clase (no solo en lo que respecta a tildes, eso ya lo dejo por imposible) sino referidas a b y v, g y j, etcétera. Y lo peor de todo es que estas personas se van a dedicar a la docencia.
        No sé en qué va a acabar todo esto. Supongo que al final se suprimirán tildes y se podrá escribir todo como queramos. También me resulta deprimente ver faltas en periódicos e incluso libros. Bueno, el uso de «debe …» y «debe de …» poca gente lo conoce.
        Saludos

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