Miscelánea

Pequeñas alegrías de la vida: II Concurso de Microrrelatos de Novelda

El sábado pasado disfruté de uno de esos maravillosos momentos de alegría que la vida nos regala de vez en cuando: tuve la suerte de proclamarme ganadora del II Concurso de Microrrelatos de mi ciudad natal, Novelda. No sé cuántos relatos se presentaron al certamen; me dijeron que en torno a un centenar. Desde aquí me gustaría darle las gracias al jurado por haberle concedido el primer premio a mi breve escrito, que con tanta ilusión redacté. Como en el vídeo no se oye muy bien, lo transcribo aquí. Espero que os guste, aunque sé que nunca se puede agradar a todo el mundo. Por cierto, el nombre de la protagonista es ficticio; cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Dedicado a mi familia, a mis buenos amigos y a todos aquellos que siempre me hacen esperar

Impuntualidad

Adelina Calvo siempre llegaba tarde. Era algo casi patológico, enfermizo; sencillamente, se mostraba incapaz de salir a tiempo de su casa para aparecer con puntualidad en el lugar donde se la esperaba. Adelina llegaba con retraso a todo: al trabajo, a la parada del autobús, a las citas con el médico, a las cenas con amigos… incluso a su propia muerte. Adelina debía fallecer un 1 de enero a las 11.37 horas, pero, como era festivo, decidió tomarse las cosas con más calma de lo habitual. La parca la estuvo esperando toda la mañana en la misma curva donde Adelina debía tener el accidente de coche que la mandaría directa al otro barrio. Pero Adelina no apareció, y la parca se fue, cansada de esperar. Adelina pasó por ese tramo de la carretera a las 13.58 horas. No murió. Y es que Adelina Calvo siempre llegaba tarde.

16 comentarios en “Pequeñas alegrías de la vida: II Concurso de Microrrelatos de Novelda”

  1. Excelente la exageración que le das a la impuntualidad de tu personaje. Y en efecto, la sonrisa en mi cara fue indudable y muy bien recibida. Gracias por compartirlo, Isabel. ¡Felicitaciones!

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  2. Me gusta el relato: breve, efectivo y simpático, aunque la caracterización de la Muerte no me convence. Estoy acostumbrado a una Muerte que no mata, quien te mata es la vida, que se te acaba. La Muerte solo se asegura de que mueres cuando te toca, cortando el hilo que mantiene unido el alma al cuerpo. Me temo que me afecta demasiado el personaje de la Muerte como lo (masculino, sí) concibe de Terry Pratchett. También acepto a Muerte de Sandman (Neil Gaiman), como un ser tan lleno de vida y atractivo que casi te alegras de verla e irte con ella.

    Casualmente, el único relato que he presentado a un concurso (obligado, en el instituto) también iba de la Muerte, aunque en mi caso era el personaje principal. Afortunadamente, no queda constancia pública de tal crimen literario.

    Lo dicho, felicidades por el premio.

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    1. Interesante caracterización de la muerte la que describes, Jordi. Nunca lo había visto así. En cualquier caso, su papel en mi relato es casi anecdótico, un instrumento para poner de relieve la desesperante impuntualidad de Adelina, sorprender al lector y arrancarle una sonrisa.

      Te animo a que escribas y te presentes a algún concurso; es un ejercicio estupendo. 🙂

      ¡Gracias por la enhorabuena!

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